¿Se imagina usted un deporte en donde el balón es la palabra y la cancha de juego un atril? En Colombia el debate competitivo se ha convertido en un deporte y los torneos en la actualidad son cada vez más frecuentes y marcan el prestigio de las universidades a nivel internacional.
Una mujer latina entra con su compañero de debate en la sala, han estado preparando sus discursos en los minutos anteriores. Sus rivales entran también: dos equipos españoles y otro colombiano de su misma institución. Juanita Hincapié y su compañero, Jorge Portocarrero, van en representación de Colombia y de la Universidad del Rosario; se han entrenado todo un año para este momento. Su meta es ganar la final del Mundial de Debate en Español (CMUDE).
El CMUDE es un torneo en el que se reúnen universidades de toda hispanoamérica. Las personas compiten en parejas y debaten sobre cualquier tipo de temas, desde el amor romántico, hasta economía y geopolítica internacional. Los temas son sorpresa, por lo que cada equipo cuenta con solo 15 minutos para preparar un discurso de siete minutos.
En Colombia, los médicos pueden formular tratamientos de marihuana medicinal desde mediados de los 80, pero de nada servía, pues no se permitía la comercialización de la marihuana con fines medicinales. Hasta agosto de 2017 se reglamentó por parte del Ministerio de Salud, un acceso seguro e informado a los tratamientos a base de cannabis, en donde también se incluyen licencias para quienes la comercializan.
Llega el turno de dar el discurso de Juanita, ella se para en el centro de la sala y empieza a hablar, mueve sus manos y habla en tono fuerte. Al terminar el debate, sin embargo, cree que puede no haber sido suficiente y que el triunfo se le puede ir de las manos, justo igual que en la anterior edición del mundial, cuando quedó subcampeona con su compañero.
Diego Duarte, entrenador del equipo de debate de la Universidad del Rosario, nos explica que el debate competitivo es importante, pues reta a las personas a cada día saber más de diferentes temas y situaciones; no solo las que se dan en su contexto, sino las que ocurren en cualquier parte del mundo. Además, afirma que esto es especialmente importante en niños y jóvenes. Duarte explica que estos usualmente no le ven una utilidad a investigar o estudiar, pero cuando ven que en debate pueden ganar gracias al conocimiento que adquieren, tienen mayores incentivos para crecer intelectualmente.
Al final, anunciaron a los ganadores y el himno de Colombia retumbó en el auditorio. Este triunfo puso a la Universidad del Rosario como tricampeona del torneo. Es la única institución en el circuito hispanohablante que ha logrado ganar tres veces el mundial; los otros campeonatos los logró en el 2014 y en el 2015.
A pesar de las buenas noticias para el país, en los resultados finales del mundial se puede observar una brecha entre los equipos colombianos que asistieron. De los seis equipos de Colombia que llegaron a octavos de final, cinco eran de la Universidad del Rosario, que clasificó a todas las parejas que llevó a la competencia; el otro equipo en octavos era de la Universidad de los Andes. El resto de universidades colombianas que participaron: la Javeriana y Nacional de Bogotá, Antioquia e Icesi, no lograron quedar dentro de las 32 mejores.
Esto contrasta con los resultados de España, por ejemplo. Desde el 2016 por lo menos un equipo de este país llega a la final. Por ejemplo, en 2018 estuvieron en la final debatientes de la Universidad de Comillas, Universidad Autónoma y Fundación Cánovas. En 2019 repitió la Autónoma y estuvo también la Rey Juan Carlos. En comparación, todos los equipos colombianos que han estado en alguna final han sido de la Universidad del Rosario.
Jorge Portocarrero cree que uno de los factores de éxito de los equipos españoles es que pueden asistir a varios campeonatos con otras universidades para entrenarse, pues fácilmente cada una o dos semanas puede haber un torneo. Solo hasta este año se empezaron a hacer torneos con un mes de frecuencia en Bogotá, como hay menos universidades que practican debate en otras ciudades, estas se ven obligadas a realizar algunos viajes a la capital para poder practicar con los demás. “La única forma de mejorar en debate es competir y practicar con otra gente”, dice Portocarrero.
La Universidad del Rosario a pesar de esto ha podido sobresalir en el circuito nacional debido a sus entrenamientos. Antes del CMUDE los equipos entrenan de forma intensiva durante un mes de lunes a sábado. Algunos días hacen simulaciones de debate, otros días ven clases temáticas o hacen ejercicios. También leen sobre actualidad y analizan las noticias. Además, el Rosario es de la pocas universidades en el país que tiene un entrenador pago por la propia universidad y que se dedica a hacerle seguimiento a los debatientes.
El Torneo Nacional, que se realiza cada año en diciembre, es el espacio en el que todas las universidades del país se encuentran. Cada año asisten alrededor de 60 a 70 equipos de universidades de Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Valledupar, Ibagué, entre otras. Las últimas dos ediciones también las ha ganado la Universidad del Rosario. La Universidad Nacional y de Antioquia han sido algunos de los equipos subcampeones.
Otra ventaja de los equipos rosaristas es que tienen la oportunidad de asistir al Mundial de Debate en inglés, WUDC por sus siglas en ese idioma. El Rosario junto a la Universidad Nacional de Bogotá han sido las dos únicas instituciones que han asistido de forma continua a este certamen.
Juanita Hincapié y Jorge Portocarrero también son los actuales subcampeones del WUDC en la categoría de inglés como lengua extranjera. Para sorpresa de muchos equipos angloparlantes nativos, ellos no pertenecían a una universidad de Columbia, sino de Colombia, el país.
“Era común que cuando nos iba bien en un debate la gente nos preguntara de dónde éramos, les decíamos que de Colombia y nos decían que ellos estudiaban muy cerca. Su cara de asombro era increíble cuando les explicamos que era Colombia, con o. Ellos creen que solo por ser latinos no podemos ganarles, y cuando lo hacíamos creo que se sentían robados”, explica Juanita Hincapié. Son sus experiencias y aprendizajes en el WUDC las que después comparten con sus compañeros, lo que hace que también cada año todos suban el nivel.
Las universidades que no asisten a este torneo, posiblemente no lo hacen por presupuesto. Para el próximo WUDC que se realizará en Tailandia, la inscripción de cada participante cuesta alrededor de 500 dólares, los vuelos rondan los 1200 dólares y a esto hay que sumarle viáticos. Aunque casi siempre más de la mitad del dinero la pone la Universidad, el presupuesto no es suficiente y por ellos los estudiantes deben buscar alternativas para autofinanciarse.
A continuación, le dejamos un pequeño podcast para que pueda conocer, escuchar y sentir un poco más de lo que sucede tras bambalinas en un torneo de debate.
El debate escolar
Aunque en el país el debate en universitarios es cada vez más reconocido y sus participantes son algunos de los mejores internacionalmente, a nivel escolar esta práctica hasta ahora se empieza a abrir espacio. Solo hasta 2016 algunos colegios empezaron a competir.
Toda esta nueva ola se está dando gracias, en gran medida, a los jóvenes universitarios que también debaten. Universidades como los Andes, el Rosario y la Nacional de Bogotá han organizado torneos con división para escolares. También han sido los organizadores de las dos primeras ediciones del Torneo Nacional para colegios.
El último torneo escolar e internacional fue el Gabriel García Márquez (GGM), en la Universidad Nacional, en el que terminó campeón el colegio Colombo Británico de Envigado contra el colegio (...) de Panamá. Esto sin duda fue un resultado que rompió con la tendencia de los últimos años, pues cada vez que algún equipo colombiano se enfrentaba con un internacional, casi siempre tendía a perder.
Ana María Díaz, subcampeona del Mundial de Debate en Español y miembro de la Universidad del Rosario, ha estado en la organización de casi todos los torneos escolares que se han realizado en Colombia y también ha asesorado a algunos en el exterior. En su opinión hay que leer con cuidado los últimos dos triunfos de equipos colombianos en torneos escolares internacionales realizados en el país.
Díaz cree que si bien los pocos colegios que hacen debate en Colombia han estado esforzándose más y cada vez son más exitosos, en general las brechas siguen persistiendo. De un total de 123 oradores en la competencia del GGM, el 84% eran colombianos, pero en cuartos de final el total de nacionales solo era de 51%. El 50% restante eran equipos panameños.
Ella cree que los fenómenos de las últimas dos finales en donde pierden los equipos internacionales se da porque, muchas veces los miembros más competitivos de clubes de Panamá o Perú no pueden venir, entonces suelen asistir novatos o debatientes con competitividad media. Entonces, cuando estos se enfrentan a un muy buen equipo colombiano, los nacionales tienen muchas posibilidades de ganarles.
En su opinión hay varios factores que hacen que sigan existiendo brechas tanto dentro del circuito del país, como con otros equipos internacionales.
Primero, los universitarios debatientes tienen la oportunidad de ir a un mundial en español, que tiene un gran nivel y en el que los estudiantes pueden aprender más técnicas de argumentación. En contraste, la única gran competencia internacional para colegios es World Schools Debating Championship (WSDC), en la que se compite únicamente en inglés.
La última edición de WSDC fue en Tailandia en julio de 2019 y el siguiente año tendrá a México como sede. De latinoamérica solo asistieron México, Panamá, Perú y Venezuela. Probablemente el costo que deben asumir los estudiantes sea una de las causas de la subrepresentación de la región. Ir a esta competencia implicaría unos altos costos. En pesos colombianos, la inscripción para este torneo este año puede costar unos 2 millones por persona.
Los torneos nacionales que se hacen en Colombia usualmente tienen un costo entre 50 mil y 70 mil pesos. Y los dos o tres encuentros que se hacen al año son casi la única oportunidad que tienen los niños para medirse con miembros de otros clubes de debate.
Aunque algunos de los problemas sean similares a los que se enfrentan los universitarios, hay otros que son exclusivos del circuito escolar. Ana María Díaz cree que uno de los mayores desafíos es enseñarles debate también a los profesores. En debate escolar ellos forman una parte fundamental, pues son quienes guían a los niños en la investigación y construcción de argumentos previo a un torneo.
Para ella el éxito de clubes en Panamá o Perú se debe a que estos son entrenados directamente por universitarios que son muy exitosos a nivel internacional. En Colombia, a pesar de que los universitarios organizan algunos espacios para los niños, estos casi siempre dependen de lo que los profesores sepan de debate. “Muchas veces los profesores no tienen ni idea de debate competitivo y no les pueden dar buenas recomendaciones a los niños”, explica Díaz.
En el colegio San Pedro Claver de Bucaramanga, semanas antes del Torneo Rosarista de Debate (TRD), los niños se reunían una vez por semana para prepararse. Camila Parra, estudiante de esta institución cuenta que la mayor parte de la preparación la hacían solos. “Siempre nos acompañaba un profesor en el colegio, pero era más porque no podíamos estar solos, aunque si teníamos dudas siempre se las podíamos hacer”, cuenta Camila.
Para esta estudiante más allá de la preparación, cree que uno de los problemas de su equipo en el torneo fue la confianza. “Puede que tuviéramos bien preparado el caso, pero si entrábamos a una sala contra un equipo que sabíamos que era muy bueno, nos asustábamos”, afirma Camila.
La otra dificultad del debate escolar actualmente es la falta de apoyo por parte de los colegios. Díaz cree que la no institucionalización siempre es un problema, tanto en universidades como en colegios, pero es más difícil de lidiar para los niños. Si el debate no está institucionalizado no tienen presupuesto o no tienen espacios para practicar en horas extracurriculares; en cambio, de alguna forma los universitarios tienen más autonomía. Algunos de los colegios que le han dado un espacio a debate desde hace unos años son el Nueva Modelia y el Colsubsidio.
También está el caso del colegio público Colombia Viva, el cual este año realizó la cuarta edición de su torneo interno de debate. Casi toda la comunidad participa, unos como debatientes y otros como jueces. Esta institución también ha participado en algunos de los torneos escolares que se hacen con otros colegios, pero a nivel competitivo no han obtenido buenos resultados, pues nunca han llegado a unos cuartos de final o semifinales.
En diferentes ocasiones este colegio ha sido la única cuota de instituciones públicas en torneos como el TRD. Estos estudiantes tuvieron la suerte de que la rectoría de su escuela les patrocine las inscripciones. “Pero al principio no querían, los profes del colegio tuvieron que pelearse con las directivas para que nos pagaran”, cuenta Ashley Pinilla, una de las participantes. Con esta ayuda, los estudiantes solo debe pagarse el transporte y las comidas durante los tres días que suele demorar uno de estos certámenes.
Ashley cuenta que decidió postularse para ir a torneos porque pensó que era una buena forma de salir de la monotonía. Ahora cree que el debate ha sido un medio para “desahogarse”, la oportunidad de expresar su opinión sobre diferentes temas.
Ana María Díaz cree que la brecha de rendimiento de este colegio, versus otros que no llevan tantos años practicando debate pero que son más competitivos, se puede deber a la forma en la que los niños ven debate. Díaz afirma que muchas veces los chicos van a los torneos sin saber muy bien qué están haciendo, no les interesa ganar, sino más bien solo divertirse. Ella cree que cuando a los niños quieren obtener primeros lugares, ganar títulos y demás, empiezan a trabajar por su cuenta, esforzarse mucho más y aprender más de debate