En general, de los 115 pueblos indígenas existentes en el país, según datos actualizados del Instituto Nacional de Salud (INS), son 78 los pueblos con casos confirmados de contagios, con una cifra de 36.914. Siendo el Amazonas la zona más afectada, en primer lugar, con el municipio de La Chorrera, seguida de La Pedrera, Leticia y Puerto Nariño. Estas son cifras alarmantes para la subsistencia de las comunidades indígenas, teniendo en cuenta la precariedad de las garantías de derechos de salud. Así, como el rezago que, según la CNTI, tiene en las condiciones de vida. Un ejemplo más claro es que ocho de cada diez hogares indígenas se encuentran en inseguridad alimentaria. Así mismo lo expresa Henry Cabria, director de ASOPUINAVE, que ratifica la necesidad de acceder a la canasta familiar; e igualmente, exige una mayor atención por parte del estado pues “el departamento no cuenta con una red pública eficiente y de cobertura”.
“Se reportan 143 resguardos indígenas, que están en una situación de vulnerabilidad y riesgo de exterminio físico y cultural”, Julio Cesar López Jamioy, presidente de la OPIAC
La respuesta del gobierno no es suficiente para todas sus necesidades. Ahora no solo tienen que enfrentar una pandemia, con precariedad de centros de salud y de canasta básica. Sino que, esta situación se ve agravada por el contexto del conflicto armado, junto con la tala y quema ilegal de su territorio. A lo que se refirieron múltiples Autoridades indígenas de roda la Amazonía, el pasado 26 y 27 de febrero en el evento virtual “El grito de la selva, voces de la Amazonía”. Por lo que, a pesar de haber tomado medidas sumamente fuertes como lo es el aislamiento casi total, el virus, “del hombre blanco” como lo expuso Belkis Mejía, del pueblo Murui y delegada de la meza regional Amazónica, ha llegado a sus comunidades y se ha llevado a sabedores importantes y reconocidos como: Robinson López, Fernando Arias, presidente y consejero mayor de la ONIC o el abuelo Bolívar, protagonista del abrazo de la serpiente.
Así mismo, ella expone que los pueblos más cercanos a las cabeceras municipales o a ciudades son los más vulnerables a ser contagiados. Otro aspecto preocupante es la nueva sepa o mutación del COVID, proveniente de Brasil, pues el departamento del Amazonas comparte frontera con dicho país. Si bien, la situación es alarmante, las comunidades y sus autoridades hacen todo lo posible para tomar medidas que minimicen el impacto del virus. Han recurrido a sus conocimientos ancestrales y lo que la naturaleza les provee, para poder subsistir y hacer sus propios remedios. Como es el caso de la comunidad Puinave que, según Henry, utilizan una hierva denominada Saracura, como base para la prevención del virus.